Honran la memoria del legendario excanastero Mariano «Tito» Ortiz

Por Giovanny Vega, EL VOCERO

BAYAMÓN – Mariano “Tito” Ortiz será recordado siempre por sus destrezas en cancha, su aporte a la revolución del baloncesto boricua y su arsenal de campeonatos con los Vaqueros de Bayamón en el Baloncesto Superior Nacional (BSN).

Pero si en algo hay consenso entre algunas legendarias figuras con las que compartió tabloncillo –como compañeros o incluso como rivales– es que su figura es todavía más un referente de humildad y calidad humana.

Esa fue la premisa que predominó el jueves durante el velatorio de Ortiz, a donde asistieron legendarias figuras de antaño como los excanasteros Alberto Zamot, Ángel “Cachorro” Santiago, Mario “Quijote” Morales, Rolando Frazier y Rubén Rodríguez, así como los experimentados técnicos Julio Toro y Flor Meléndez.

“Aparte de su talento y lo que trajo a la mesa del baloncesto boricua, me llevo de él su humildad, temperamento y su don de gente”, expresó Toro a EL VOCERO durante la ceremonia de recordación ayer en el coliseo Rubén Rodríguez de Bayamón.

Ortiz –quien falleció el sábado a sus 77 años– es una de las máximas figuras en la historia de los Vaqueros, tras disputar 17 temporadas entre 1965 y 1981. Ganó ocho campeonatos, fue Novato del Año en 1965 y Mejor Defensa en 1974.

Esa trayectoria le hizo merecedor de la dedicatoria de la temporada 2020 de los Vaqueros.

Durante la ceremonia ayer, su ataúd permaneció cerrado con un gigante arreglo floral blanco encima. Al lado había dos camisas, una de los Vaqueros y otra de la selección boricua. En las pantallas se exhibieron fotos de su carrera con Bayamón.

“El apoyo ha sido algo que yo no esperaba. Cuando mi papá se retiró hace 41 años pensaba que había sido olvidado. Puedo decir que mi papá dejó un legado muy bonito. Es inolvidable. Fue un hombre humilde, siempre accesible, jocoso y querido por las personas”, comentó su hija Wanda Ortiz a este diario.

“Sabía que era bueno, pero no sabía que era tan bueno y que había marcado una diferencia. Las personas que están aquí lo respetaban. Lo extraño físicamente, pero entiendo que brincó tan y tan alto –como él brincaba– y llegó al cielo. Algún día nos volveremos a encontrar. Es ley de vida”, dijo con la voz entrecortada.

A pesar de que la nostalgia era tangible, las anécdotas no se hicieron esperar, sobre todo en jugadores que tuvieron que enfrentarlo como rivales.

“Yo lo defendía a él y le pegaba. Un día estábamos jugando en la Pepín (Cestero de Bayamón) y él me tiró un codazo. El que estaba detrás era Sammy Betancourt. Le rompió la boca y cuando miró para atrás dijo ‘contra, Sammy perdóname. Pensé que eras Flor Meléndez’. Eso se me quedó siempre. Lo recuerdo siempre con Sammy porque le rompieron la boca por culpa mía”, contó entre risas Meléndez.

“Fue un jugador que dentro de la cancha acababa con todo el mundo por lo bueno que era, pero fuera era una persona extraordinaria”, dijo el laureado técnico.

Ortiz es considerado el primer ‘nuyorican’ que llegó al BSN a implantar un estilo de juego con ataques por aire, con donqueos espectaculares, agilidad y un salto descomunal.

“Yo me crié en Sierra Bayamón. Estaba como a 20 o 30 minutos de la cancha. Mariano fue el primer jugador grande que vi en Puerto Rico, con los Vaqueros”, relató ‘Quijote’ Morales, quien se topó con Ortiz del otro lado de la cancha durante cerca de seis años mientras militaba en los Mets de Guaynabo. “Revolucionó el juego”, aseguró.

Precisamente por su sorprendente capacidad de saltar, Ortiz fue apodado ‘Géminis 4’ por el fenecido narrador Manuel Rivera Morales, en referencia a una misión espacial tripulada de la NASA, realizada en junio de 1965.

Otro que lo recordó con buenas anécdotas fue Rodríguez, su excompañero de equipo e integrante de la dinastía vaquera de la década del 70. “Él era el capitán cuando me firmaron a los 15 años. Era mi ídolo cuando empecé a jugar”, afirmó el excanastero al recordar que hasta hace días compartía con Ortiz en el Departamento de Recreación y Deportes del municipio de Bayamón.

El fogoso exescolta cultivó también una extensa carrera con la selección nacional al asistir a las Olimpiadas de 1968, 1972 y 1976, a dos Juegos Centroamericanos y del Caribe, a dos Juegos Panamericanos y a varios Mundiales.

Los restos de Ortiz serán cremados, informó la familia.

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